domingo, 31 de mayo de 2020

Un invitado burlado

                                            
         
                                                           
No ha mucho tiempo, un antiguo vecino, al que llevaba una larga temporada sin ver, me invitó a su nueva casa. Al principio, intenté eludir su propuesta, pero insistió tanto que hubiese sido desconsiderado rechazarla. Así que, el día convenido, acudí a la cita. Cuando llegué, un nutrido grupo de invitados departía en torno a unas mesas ataviadas con un generoso y selecto surtido vianderil. Exquisitas provisiones y una charla distendida contribuyeron a que a que la velada fuese reparadora y, al mismo tiempo, entretenida.  A una hora discreta quise retirarme, pero los anfitriones me retuvieron con la excusa de que una grata sorpresa nos esperaba. Este invitado, que recela de las sorpresas y mucho más cuando le dicen que son gratas, intuyó que algún funesto acontecimiento se avecinaba. Y no se equivocó: la anfitriona nos amenazó con la proyección del reportaje de boda de su hija. Pensé, iluso de mí, que el documental duraría a lo sumo una hora, pero erré estrepitosamente mis cálculos: durante casi tres horas desfilaron ante mi vista: novios, padrinos, invitados, camareros, platos… Mi exvecino y su señora, como buenos anfitriones, iban explicando todo aquello que nuestros ojos veían: cargo o profesión de los invitados de más alcurnia, esclarecimiento de los estrafalarios nombres de algunos platos, peso y dimensiones de la gigantesca y desgarbada tarta, marcas de vinos y licores, etc. Concluida la proyección, mi exvecino, con gran amabilidad, me pidió el parecer sobre el acontecimiento visto, y yo, con no poco disgusto, se lo tuve que dar, pero la cortesía me obligó a decir justo lo contrario de lo que pensaba. Este, halagado con mis hipócritas alabanzas, me invitó a una próxima velada en la que podríamos disfrutar de un magnífico reportaje sobre el viaje de novios. Sin saber muy bien qué contestar, me despedí dándole las gracias y renegando de mis lisonjeras y farisaicas palabras…

17 comentarios:

  1. Lo primero decirte que me he alegrado de verte por aquí después de tanto tiempo y respecto a lo que has escrito, es corriente que pase y no es nuevo, ya pasaba con las pelis superocho, jajajajaja.
    Muy bien contado y alegría de verte como te he dicho al principio.

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  2. Las lisonjas suelen tener segundas partes.
    Saludos.

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  3. Cuánto tiempo, Antorelo. Un placer volverte a ver -o leer- en activo.
    Yo también padecí en mis carnes la proyección de un vídeo interminable de boda lleno de gente desconocida para mí y que me importaba un pimiento, que si mi tío no sé qué, que si la prima de mi madre, etc. Aquellas sesiones eran tortura de la buena.
    Un saludo.

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  4. A quién no le ha pasado!!!... Pienso que las fotografías son interesantes para quien las sacó y no para el resto de los mortales!...jejeej! Los demás nos dormimos viéndolas!
    Saludos Antorelo

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Ay Antorelo, a mi no me gustan esas personas que te obligan a ver sus videos de fiestas y vacaciones, y lo peor es que son muchos los que intentan amargarnos la vida con sus películas.
    Bienvenido, hacía mucho que no publicabas.
    Un abrazo.

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  7. Me alegra volver a saber de ti.
    Espero que estés bien.

    En cuanto a ese tipo de torturas sociales hace mucho que me escapé.
    Lo pago con aislamiento pero vale la pena.

    Saludos.

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  8. Se me ocurre... huir!!!!!!!

    Saludos Antorelo, me alegra saber de vos.

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  9. ¡Qué horror! Esta experiencia la viví hace muchos años cuando me invitaron a tomar un aperitivo en casa de una conocida y me colocó un vídeo de la vida y milagros de su hija cuando era pequeña. No se lo desearía ni a mi peor enemigo.
    Un saludo

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  10. ¡Vaya Tela! Muchas veces no hay nada como no tener filtros de manera....moderada. También es divertido tu texto. ¡Feliz Junio de P é r e z !

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  11. menuda sorpresa. Yo aborrezco las sorpresas, incluso las buenas. Y que me inviten a cenar, más. Y si es gente a la que hace tiempo no veo, más aun. pero a veces hay que quedar bien. Es cuestión de cortesía.

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  12. Bueno, estas experiencias, al menos, le brindan a uno la oportunidad de seguir diciendo lo que no es cierto, como poner cualquier banal pretexto para eludir su presencia en el próximo acto, y eso sin mayores remordimientos de conciencia.
    Me alegra verle por aquí de nuevo, y este es un comentario totalmente sincero.
    Saludos.

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  13. Hace tiempo que no publicabas. Me alegra leerte de nuevo.

    Besos

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  14. Que divertido pero bueno por lo menos comiste bien y variado de manera que si te gusta eso regresa .Yo no se lo que haria
    abrazos siempre para vos

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  15. Me suena ese tipo de invitaciones...jaja
    Un abrazo!

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  16. Ja ja ja ...no se puede ser demasiado amable.
    Muchas gracias por pasar por mi blog , un placer volver a verte por alli.

    Como verás Leo y Comento aún sigue activo y fiel a su espíritu publicar reseñas de libros que se hacen solo por el placer de publicarlas y darlas a conocer .
    Un abrazo

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  17. Vaya...

    Besos.
    Celebro que estés bien.

    Un abrazo.

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