Si fuese poeta escribiría unos versos,
pero nunca me sentí con capacidad para desempeñar con solvencia tal menester.
Por ello, como postal de felicitación, he escogido esta florecilla de pétalos
aterciopelados y brillantes. Se llama Anchusa azurea, y aunque su
menguado tamaño le resta vistosidad, no se le puede negar belleza, singularidad
y distinción. La foto la hice la pasada primavera pasada y es posible que
alguno de ustedes haya reparado en ella.
Mis mejores deseos, pues, para
todos aquellos que leyeron este blog, lo comentaron o hicieron ambas cosas: que disfrutéis de un venturoso Año Nuevo. Sean
felices o, al menos, inténtelo…