miércoles, 2 de abril de 2014

Confusión



En aquellos tiempos en los que aún faltaba mucho para que llegase la televisión, don Casimiro Bermúdez ya era acreedor de una justa y meritoria fama, no solo en su pueblo, sino en toda la provincia e incluso fuera de ella, pues la naturaleza le había concedido ciertas aptitudes que despertaban asombro y admiración en los conocedores de tales habilidades.
A estas alturas del relato, el lector se estará preguntando: ¿de qué gracia estaría tocado nuestro personaje para gozar de tanto predicamento en territorios tan dilatados? Pues bien, entre otras cosas, don Casimiro era un diestro falseador del canto del pájaro perdiz, era tal su maestría que, a veces, los propios pájaros se convertían en imitadores de los melodiosos gorjeos emitidos por la prodigiosa garganta de nuestro protagonista.
En primavera, gustaba a don Casimiro sentarse a la sombra de un olivo y entregarse a la ejecución de su repertorio canoro. Las perdices hembras, atraídas por tan seductores gorgoritos, acudían esperando encontrarse con un apuesto pájaro que las cortejase, pero la figura de don Casimiro las confundía, ya que nunca habían visto pájaro tan extravagante y con tan escaso atractivo perdiceril. En cambio, los machos buscaban un rival para competir con él pero, cuando se producía el encuentro, quedaban desconcertados por aquella figura larguirucha y enjuta que en nada coincidía con la imagen del contendiente que esperaban hallar. Hecho el descubrimiento, la pajarería retrocedía y deambulaba confundida hasta que cesaba la emisión de los melódicos gorjeos.
Una tarde, don Casimiro se aplicaba con tal virtuosismo a la reproducción de su catálogo gorgojeril que, no solo tenía confusa a la perdicería, sino también confundió a un cazador que por allí pasaba y que, embelesado por tan armónicos cánticos, le despachó una perdigonada que traspuso al impostor al otro mundo donde, gracias a la mucha experiencia adquirida en este, siguió cosechando resonantes éxitos…

31 comentarios:

  1. Jajajaja, le está bien empleado por engañar a las hembras enamoradas y producir complejo de inferioridad a los machos. Lo que no nos has contado es si el perdigón lo tiró equivocadamente el cazador o tiró a dar al saberse engañado. De cualquier forma muy original y entretenido. Me ha gustado podías continuar el relato con sus andanzas en el otro mundo.

    ResponderEliminar
  2. Nos estamos acostumbrando a que en la vida real, nada es lo que parece. Todo es una pura mentira, una falsedad, como la imitación del canto perdiz, una pena no poder hacer como ese que cogió la recortá y le pegó un tiro por mentiroso.

    Saludos por tu buen cuento comparable a la vida real.

    ResponderEliminar
  3. Imagino que ya en el otro mundo imitaría las salmodias angelicales, pues ya se sabe que el que hace un cesto, hace ciento.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Es que no se puede estar tentando al diablo de esa manera.
    Me imagino que en el otro mundo acabarían también hasta la coronilla de él y le enviarían con cajas destempladas de nuevo a la Tierra, para darle una segunda oportunidad, como en las películas.
    Un cuento la mar de simpático.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Me lo veía venir...

    Que disfruten los ángeles de sus trinos.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  6. Pobre Casimiro! Habrá aprendido la lección o seguirá confundiendo? En este último caso ¿a dónde lo mandarán?
    Saludos hoy desde
    http://siempreseraprimavera.blogspot.com.ar/2014/04/sobre-las-espinacas.html

    ResponderEliminar
  7. Me lo temía, amigo, me lo temía. No s epuede ir al campo a imitar a la naturaleza, pues ésta es sabia y conoce cuándo se interna en sus entrañas un imitador. Un ser humano nunca puede llegar a criar plumas.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  8. En esta vida no se tiene que imitar a nadie, debemos ser nosotros mismo sopena de un dia tener un disgusto.
    Me encanta estar en el bosque oyendo los pajaritos. En los jardines en la urbanizacion donde vivo hay muchisimos milros que cantan tan lindo.

    Besitos
    Flor

    ResponderEliminar
  9. Ja ja ja muy bueno. Una historia que despierta una sonrisa y muy bien relatada. Felicitaciones.

    mariarosa

    ResponderEliminar
  10. Muy simpática tu fábula, o metáfora, o moraleja o... Porque aprender de ella, ya lo creo que se puede aprender. Ya lo han dicho por ahí arriba. Las falsas imitaciones, al final, terminan "cagándola", con perdón!

    Pobres pajarillos, no se merecían semejante burla, en el fondo, el tal Casimiro se estaba buscando un lío...

    También me parece que esta historia da para que sea continuada.

    Besos!
    ;)

    ResponderEliminar
  11. He disfrutado con tu relato, Antorelo. Me encantan estos relatos breves y amables que nos hacen asomar una sonrisa. Saludos desde mi mejana

    ResponderEliminar
  12. Me gusta como escribes....me sabe a poco.
    Soy tu compi de uni, lola. besitos

    ResponderEliminar
  13. Un relato que mantiene el interés hasta la última palabra.
    Feliz fin de semana.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Hola!! Una divertida historia!Esta claro que en esta vida no se debe imitar a nadie, y menos a unos pobres pajarillos jajaja Un saludo

    ResponderEliminar
  15. "La mentira es la única verdad que hay en la boca del necio"
    Un buen relato.
    Saludos

    ResponderEliminar
  16. La naturaleza es la naturaleza, no hay cantos ni gemidos que puedan ser imitados...lindo relato Antorelo besos :*

    ResponderEliminar
  17. Muy bueno tu relato, el imitador y por lo tanto falso, no se merecía seguir engañando ni a los pájaros ni a los cazadores. En la vida hay muchos de esos, de todas formas prefiero pensar que fue un accidente.

    Un abrazo, amigo Antorelo.

    ResponderEliminar
  18. Leerte es un placer
    gracias por compartirte con nosotros

    ResponderEliminar
  19. Veo que ahora le metes a la floristería, me gusta!

    un beso

    Ah y no te espero

    ResponderEliminar
  20. ✿⊱°•
    História muito engraçada.

    F░E░L░I░Z

    P░Á░S░C░O░A !!!
    ¸.•°✿✿º°。

    ResponderEliminar
  21. Me has hecho reír, jaja. Cuando he comenzado a leer no sabía muy bien por dónde ibas a salir, pero muy buen final. Felicidades por el estilo.

    ResponderEliminar
  22. Me provocas sonrisa y tristeza,
    ingredientes que solo un buen escritor
    es capaz de despertar en sus lectores,
    felicidades por tu texto.

    ResponderEliminar
  23. Quizas fue en su otra vida un gorrion? :)
    Siempre sorprendiendonos con esa linda picardia tuya hey? Que lindo es leerte!!
    besos, feliz fin de semana!!

    ResponderEliminar
  24. Solo un saludo, solo un recuerdo, solo decirte que sigo por aquí

    ResponderEliminar
  25. Las confusiones nada bueno le trajeron a Casimiro. Un placer, Antorelo.

    ResponderEliminar
  26. Me ha gustado tu relato. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  27. Esta entrada, aunque no la haya comentado (hasta ahora), la tengo en mi lector de RSS guardada de lo que me gustó en su día. ¡Felicidades!

    ResponderEliminar