En
aquellos tiempos en los que aún faltaba mucho para que llegase la televisión, don
Casimiro Bermúdez ya era acreedor de una justa y meritoria fama, no solo en su
pueblo, sino en toda la provincia e incluso fuera de ella, pues la naturaleza
le había concedido ciertas aptitudes que despertaban asombro y admiración en los
conocedores de tales habilidades.
A
estas alturas del relato, el lector se estará preguntando: ¿de qué gracia estaría
tocado nuestro personaje para gozar de tanto predicamento en territorios tan dilatados? Pues bien, entre otras cosas, don Casimiro era un diestro
falseador del canto del pájaro perdiz, era tal su maestría que, a veces, los
propios pájaros se convertían en imitadores de los melodiosos gorjeos emitidos
por la prodigiosa garganta de nuestro protagonista.
En
primavera, gustaba a don Casimiro sentarse a la sombra de un olivo y entregarse
a la ejecución de su repertorio canoro. Las perdices hembras, atraídas por tan
seductores gorgoritos, acudían esperando encontrarse con un apuesto pájaro que
las cortejase, pero la figura de don Casimiro las confundía, ya que nunca
habían visto pájaro tan extravagante y con tan escaso atractivo perdiceril. En cambio, los machos
buscaban un rival para competir con él pero, cuando se producía el encuentro,
quedaban desconcertados por aquella figura larguirucha y enjuta que en nada
coincidía con la imagen del contendiente que esperaban hallar. Hecho el
descubrimiento, la pajarería retrocedía y deambulaba confundida hasta que
cesaba la emisión de los melódicos gorjeos.
Una
tarde, don Casimiro se aplicaba con tal virtuosismo a la reproducción de su
catálogo gorgojeril que, no solo tenía confusa a la perdicería, sino
también confundió a un cazador que por allí pasaba y que, embelesado por tan
armónicos cánticos, le despachó una perdigonada que traspuso al impostor al
otro mundo donde, gracias a la mucha experiencia adquirida en este, siguió cosechando resonantes éxitos…
Jajajaja, le está bien empleado por engañar a las hembras enamoradas y producir complejo de inferioridad a los machos. Lo que no nos has contado es si el perdigón lo tiró equivocadamente el cazador o tiró a dar al saberse engañado. De cualquier forma muy original y entretenido. Me ha gustado podías continuar el relato con sus andanzas en el otro mundo.
ResponderEliminarNos estamos acostumbrando a que en la vida real, nada es lo que parece. Todo es una pura mentira, una falsedad, como la imitación del canto perdiz, una pena no poder hacer como ese que cogió la recortá y le pegó un tiro por mentiroso.
ResponderEliminarSaludos por tu buen cuento comparable a la vida real.
Imagino que ya en el otro mundo imitaría las salmodias angelicales, pues ya se sabe que el que hace un cesto, hace ciento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es que no se puede estar tentando al diablo de esa manera.
ResponderEliminarMe imagino que en el otro mundo acabarían también hasta la coronilla de él y le enviarían con cajas destempladas de nuevo a la Tierra, para darle una segunda oportunidad, como en las películas.
Un cuento la mar de simpático.
Un saludo.
Me lo veía venir...
ResponderEliminarQue disfruten los ángeles de sus trinos.
Saludos.
Pobre Casimiro! Habrá aprendido la lección o seguirá confundiendo? En este último caso ¿a dónde lo mandarán?
ResponderEliminarSaludos hoy desde
http://siempreseraprimavera.blogspot.com.ar/2014/04/sobre-las-espinacas.html
Me lo temía, amigo, me lo temía. No s epuede ir al campo a imitar a la naturaleza, pues ésta es sabia y conoce cuándo se interna en sus entrañas un imitador. Un ser humano nunca puede llegar a criar plumas.
ResponderEliminarUn saludo
En esta vida no se tiene que imitar a nadie, debemos ser nosotros mismo sopena de un dia tener un disgusto.
ResponderEliminarMe encanta estar en el bosque oyendo los pajaritos. En los jardines en la urbanizacion donde vivo hay muchisimos milros que cantan tan lindo.
Besitos
Flor
Ja ja ja muy bueno. Una historia que despierta una sonrisa y muy bien relatada. Felicitaciones.
ResponderEliminarmariarosa
Jeje, muy bueno.
ResponderEliminarMuy simpática tu fábula, o metáfora, o moraleja o... Porque aprender de ella, ya lo creo que se puede aprender. Ya lo han dicho por ahí arriba. Las falsas imitaciones, al final, terminan "cagándola", con perdón!
ResponderEliminarPobres pajarillos, no se merecían semejante burla, en el fondo, el tal Casimiro se estaba buscando un lío...
También me parece que esta historia da para que sea continuada.
Besos!
;)
He disfrutado con tu relato, Antorelo. Me encantan estos relatos breves y amables que nos hacen asomar una sonrisa. Saludos desde mi mejana
ResponderEliminarMe gusta como escribes....me sabe a poco.
ResponderEliminarSoy tu compi de uni, lola. besitos
Un relato que mantiene el interés hasta la última palabra.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Un abrazo.
Hola!! Una divertida historia!Esta claro que en esta vida no se debe imitar a nadie, y menos a unos pobres pajarillos jajaja Un saludo
ResponderEliminar"La mentira es la única verdad que hay en la boca del necio"
ResponderEliminarUn buen relato.
Saludos
La naturaleza es la naturaleza, no hay cantos ni gemidos que puedan ser imitados...lindo relato Antorelo besos :*
ResponderEliminarMuy bueno tu relato, el imitador y por lo tanto falso, no se merecía seguir engañando ni a los pájaros ni a los cazadores. En la vida hay muchos de esos, de todas formas prefiero pensar que fue un accidente.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo Antorelo.
Leerte es un placer
ResponderEliminargracias por compartirte con nosotros
Veo que ahora le metes a la floristería, me gusta!
ResponderEliminarun beso
Ah y no te espero
Feliz fin de semana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pobre don Casimiro...
ResponderEliminarAbrazo!
✿⊱°•
ResponderEliminarHistória muito engraçada.
F░E░L░I░Z
P░Á░S░C░O░A !!!
¸.•°✿✿º°。
Me has hecho reír, jaja. Cuando he comenzado a leer no sabía muy bien por dónde ibas a salir, pero muy buen final. Felicidades por el estilo.
ResponderEliminarMe provocas sonrisa y tristeza,
ResponderEliminaringredientes que solo un buen escritor
es capaz de despertar en sus lectores,
felicidades por tu texto.
Feliz fin de semana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quizas fue en su otra vida un gorrion? :)
ResponderEliminarSiempre sorprendiendonos con esa linda picardia tuya hey? Que lindo es leerte!!
besos, feliz fin de semana!!
Solo un saludo, solo un recuerdo, solo decirte que sigo por aquí
ResponderEliminarLas confusiones nada bueno le trajeron a Casimiro. Un placer, Antorelo.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato. Un abrazo.
ResponderEliminarEsta entrada, aunque no la haya comentado (hasta ahora), la tengo en mi lector de RSS guardada de lo que me gustó en su día. ¡Felicidades!
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