jueves, 2 de julio de 2020

Barbarismos


La lengua no es un compartimento estanco, sino algo permeable a las influencias externas. El préstamo léxico es el fenómeno lingüístico más común y acudimos a él por diversas razones; fundamentalmente, cuando tenemos la necesidad de nombrar objetos, conceptos, lugares, etc. que son nuevos para nosotros.
El intercambio de palabras entre lenguas distintas ha existido desde siempre. Lo que ha ido cambiando a lo largo del tiempo es la lengua que exporta sus términos. Por diversas razones (históricas, políticas, sociales, económicas…), en un momento dado, una lengua alcanza un prestigio que no tienen otras.
Cuando una lengua goza de gran estima, todos se arriman a ella con la esperanza de que se les pegue un poco de su distinción. Algo parecido deben pensar bastantes periodistas, presentadores de televisión, profesores, locutores de radio y muchos de los que se asoman a estos medios ya que, esperando adquirir algo de prestigio, disparan sin piedad vocablos ingleses en sus intervenciones.
Esto mismo vivió Cervantes en sus tiempos cuando, en una de sus novelas, censura a ciertos romancintas que en sus conversaciones intercalan algunas palabras en latín dando a entender, a los que no lo saben, que son grandes latinistas. Asimismo, critica a algunos imprudentes que, sabiendo latín, lo utilizan con los que lo desconocen. Concluye el insigne novelista que tanto peca el que habla latín delante de quien lo ignora, como el que lo emplea ignorándolo.
De lo anterior, podemos colegir que estos pretenciosos comportamientos se han mantenido inalterables a través de los siglos...