
El
escritor José Martínez Ruiz “Azorín” publicó en el año 1903 la novela titulada Antonio Azorín, en la citada obra
aparece recogida una “liviana fabulilla” titulada El
origen de los políticos, donde el autor fantasea sobre cómo surgieron tan
egregios especímenes. He aquí lo que nos cuenta el insigne autor en la citada fabulilla...
Entonces
estas desdichadas criaturas le pidieron a Dios que se la quitase. Este se
rindió a las súplicas de los hombres y les dijo que, hasta ahora, la
inteligencia la habían llevado forzosamente en la cabeza sin poder separarse de
ella; no obstante, de aquí en adelante, el que quisiera podría dejarla guardada
en su casa y sacarla cuando lo desease. Así que, cuando las gentes volvieron a
sus casas, se apresuraron a guardarla cuidadosamente en cajones y armarios.
A
partir de entones, unos la sacaban de vez en cuando, en cambio, otros no la
sacaban nunca porque nunca la habían tenido, pero estos se aprovechaban de la
ordenanza divina para fingir que la tenían. Cuando alguien les preguntaba en la
calle por ella, respondían sonrientes: “La tengo bien guardada en casa”.
Esta
sencillez y modestia encantó a las gente, y la gente llamó a estos hombres
políticos. Poco a poco, estos hombres fueron ganando la confianza de todos y en
sus manos se confiaron los más arduos negocios humanos, es decir, la dirección
y el gobierno de las naciones. Así transcurrieron muchos siglos y, como al fin
todo se descubre, las gentes cayeron en la cuenta de que estos buenos hombres no
llevaban la inteligencia ni la tenían guardada en la casa. Entonces pidieron
que se restableciese el uso antiguo, pero ya era tarde: la tradición estaba
creada, el perjuicio se había consolidado y los políticos llenaban parlamentos
y ministerios…
Ciento
once años han transcurrido desde que se publicó esta obra y muchos son los cambios
que se han producido en el mundo durante ese tiempo, sin embargo, poco o nada
ha cambiado el concepto que gran parte de la ciudadanía tiene sobre los
políticos y si alguna mudanza hubo en su conceptualización fue, sin duda, a
peor…